Un día, un pequeño felino se encaramó hacia un tronco viejo y miró hacia el cielo, observando a los árboles jóvenes y fuertes, los cuales parecían inmutables a su vista, por más tiempo que pasara. Se vio luego a él mismo, notando cómo su vigor aumentaba, cómo crecía y cómo su maullido se hacía más y más fuerte.
Pero recordó que estaba sobre un tronco viejo, y ese es el destino de las cosas. Mucho tiempo después, el gato perdió vigor, ya no tenía tanto ánimo, y su maullido se convirtió un bostezo. Los árboles seguían ahí, firmes. Entonces recordó cuando era un gato joven, y salió para escalar sobre ellos. Pensó en todos los gatos que se habían subido antes, y entendió porque los árboles duran tanto y los gatos tan poco.
Esta es la imagen del día tricentésimo cuadragésimo, perteneciente al día 20 de Octubre de 2012. El tiempo se ha quedado atrás en este blog, y es que a nadie le gusta admitir que envejece.
También, hay que indicar que este es el gatito número 600 de todo el blog, y los 599 que le preceden están muy contentos.
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