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22 de octubre de 2012

Inherente a la felinidad (N° 312)


Antes de que ningún gato fuera curioso, el mundo de los felinos era aburrido. Iban de un lugar a otro sin interesarse en el entorno, buscando un ratón, o un pajarito que les sirviera de almuerzo. Entonces, en plena cacería, el gato falló su salto y el pájaro voló: por primera vez un gato miraba al cielo, y lo vio lleno de nubes blanca y algodonadas, con un celeste resplandeciente donde los rayos descendían y le daban calor.
Entonces bajó la vista y se dio cuenta de que estaba en un prado repleto de flores lilas o rosadas, que se mecían tranquilamente al compás del viento. Alrededor, pequeños insectos saltaban de una a otra, dando un zumbido que cortaba el silencio y animaba a ¡Saltar entre las flores! El gato se revolcó en ellas, y luego las manoseó con sus patas delanteras. Así fue como la curiosidad y los gatos quedaron unidos para siempre.

Esta es la imagen número 312, perteneciente al día 22 de Septiembre de 2012. Fue publicada un mes más tarde, pero es que me encontraba revolcándome en medio de flores de colores.



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