Los gatos descansan luego de una jornada de caminata. Ellos no están interesados en la reja, pues pasan por abajo con facilidad, y sólo dejan el mar en el horizonte. A lo lejos se ven los edificios, pero eso es a kilómetros y kilómetros de ahí. Los gatos algún día llegarán a ese lugar recóndito, y a través del mar mirarán al edificio de esta reja nada más que como un punto difuso. Es el paso del tiempo, que hace que el horizonte se vuelva realidad, y que lo que una vez fue la realidad, quede perdido atrás. Sólo queda recordar el día en que iban y venían por debajo de la reja, sin preocuparse de nada.
Esta es la imagen número 235, perteneciente al día 7 de Julio de 2012. Esta entrada va a quedar atrás, y pronto ya no se acordarán de ella. Luego seré yo quien olvidé que un día escribí estas cosas.
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