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26 de marzo de 2012

La tierra se mueve (N° 132)


Hoy día les traigo un gatito que se pasea y esconde en macetas, o al menos eso creo que son. La verdad es que los comentarios del día de hoy no serán para el gato. Lamentablemente me referiré al sismo que ayer sucedió en Chile, a eso de las 7:36 pm. Digo sismo porque es una palabra imparcial, ya que no quiero asumir ligereza ni tampoco mucha gravedad en el asunto. Algunos les dirán "temblor" y otros "terremoto", y son dos puntos de vista completamente válidos.

El sismo fue de intensidad 6.8 medida en la escala de magnitud de momento (no me voy a cansar de decir que la escala Richter está obsoleta desde la época de mi abuela) y no tengo un dato sobre la duración, pero fue mayor a un minuto. En ciudades cerca del epicentro, fue de hasta 7.2 en dicha escala.
El motivo por el que escribo es dar un mensaje de tranquilidad, pero no a gente del país mismo: más que nada a la gente de fuera del país, que escribe y nos entrega fuerzas desde la distancia. Escribo sobre sismos y no gatos porque, con un movimiento de 6.8 el Trending Topic de Chile fue #temblor y no #terremoto. Por supuesto, yo digo que fue un temblor, y la mayoría de la gente dice que fue temblor. Tal vez hace 3 años decía otra cosa, pero ahora estoy totalmente sedada a cualquier cosa parecida.

Lo explico porque somos un país sismico, como Japón o quizá más, y la diferencia en infraestructura es mucha. Un sismo de esa intensidad para la prensa de los otros países, es algo grande, y la gente extrajera queda con la imagen de que el país se está cayendo a pedazos. Lo mismo pude comprobar la semana pasada con el sismo en México: diarios de países sudamericanos pensando en el acabose del mundo, y en México fue tomado con más calma. Aquí también, porque para nosotros eso ya no es un terremoto, es un temblor.

Recuerdo el comienzo del año 2011. Viña del Mar es un lugar frecuentemente veraneado por argentinos, quienes no sabían si venir o no, porque en Febrero del año pasado un terremoto de 8.8 azotó Chile. Me tocó ver a decenas de argentinos que venían a ver un Chile bastante deteriorado, pero sorpresa se llevaron cuando vieron que Viña del Mar estaba intacto.
El terremoto de 8.8 fue el sábado en la madrugada. Pese a eso, el Lunes fuimos a trabajar, ¡y en metro! Todo esto no lo digo en son de vanagloriarme de las condiciones de nada, sino que es para ilustrar al la gente de otros países sobre la verdadera dimensión de las cosas. La imagen que se llevan por la prensa de sus países es en gran medida magnificada, lo cual no significa, de todos modos, que eso no fuera de alto impacto en Chile, o en Japón al año siguiente.

Recuerdo que con un 7.0 Haití quedó en la ruina, devastada. Desconozco el dato de la duración otra vez. El sismo de hace pocos días en México también rondó esta cifra, y fue algo que se tomó con relativa calma. En Japón, Chile, México, tal vez Turquía, un movimiento de entre 6.0 y 7.0 sólo provoca conmoción, nada mucho (casos puntuales). En el resto del mundo eso es el acábose. Un saludo a todas estas naciones que desde sus comienzan han sido golpeados una y otra vez, sin descanso, por estos movimientos telúricos, y que han sabido reponerse.

El gato de hoy no tiene calificación, porque a nadie le interesa eso de las notas. No sé ni para qué las inventé.
Saludos!

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